Nakagin Capsule Tower, Kisho Kurokawa. |
La Nakagin Capsule Tower, un proyecto formado por
cápsulas con una organización aparentemente aleatoria y desordenada, crea en su
conjunto una belleza que permite admirarlo como algo más que muchas cajas
unidas a un eje y enfatiza su carácter desmontable.
En 1970 se llevó a cabo la Exposición Universal en
Osaka, un espacio donde ideas arquitectónicas fueron plasmadas en diversos
ámbitos. Torizo Watanabe, presidente de la inmobiliaria Nakagin Co. en Tokyo,
visitó la Expo y quedó muy impresionado por la obra del arquitecto Kisho
Kurokawa.
Watanabe propuso diseñar un tipo de edificio con
cápsulas para vivienda estacionaria, destinado a negocios o a una segunda
vivienda para quienes tuvieran una casa en los suburbios pero quisieran tener
un lugar donde quedarse eventualmente en el centro de Tokyo. Kurokawa aceptó la
idea y la llamó “vivienda para el homo movens: la gente en movimiento”. Este
edificio tuvo éxito entre los “salaryman”, la clase social constituida por
ejecutivos de clase media de una empresa que tienen que trabajar en Tokyo.
Nakagin Capsule Tower en Tokyo (Japón) |
El proyecto consta de dos edificios de 11 y 13
pisos, con una megaestructura de hormigón armado que contiene los ascensores y
escaleras (con puentes que la interconectan a otros edificios) y las cápsulas,
que se anclan a la estructura en sólo 4 puntos para facilitar su reemplazo previsto
cada 25 años.
El núcleo de la torre se encuentra dividido en la
planta baja para locales comerciales y la primera planta para las oficinas de
la empresa Nakagin Corporation. El resto de plantas albergan las 144 cápsulas
que conforman el edificio, aunque actualmente sólo están ocupadas 30 de ellas.
Colocación de los módulos |
Cada cápsula mide 2.3 m x 3.8 m x 2.1 m, menos que un dormitorio de matrimonio estándar, y son
construidas con paneles livianos de acero (los mismos que se usan en
contenedores de barcos de carga). Las unidades son prefabricadas y montadas in situ.
El exterior está cubierto de paneles de acero
galvanizado, y el interior del edificio mantiene similitudes con el aspecto de
fuera, formado por muebles blancos que mantienen la misma estética tranquila,
seria y fría. Además de transmitir una estética futurista y límite, permite a
cada habitante poder vivir y cumplir todas sus necesidades en el mínimo espacio
posible, ya que son pequeñas cápsulas en las cuales se debe acumular todo en
una sola habitación.
Las torres que sirven de ejes y acceso al edificio
están hechas de un marco de acero y un bastidor rígido de hormigón armado.
Desde el sótano hasta el segundo piso se utiliza hormigón normal, pero por
encima de estos niveles se usa hormigón ligero. Con el fin de permitir el
acceso a la escalera desde la planta más baja, se utilizan elementos
prefabricados de hormigón en las placas que componen las plantas y los huecos
de ascensor.
Problemas
actuales
Fotografía del interior de una de las cápsulas |
Tampoco los ocupantes responden al perfil para el que Kurokawa diseñó el edificio. Algunas de las pequeñas cápsulas, que en principio habían sido pensadas para que sólo viviese el trabajador de la empresa, son ocupadas por familias enteras. Esto no debería ser un problema para un edificio diseñado para evolucionar y adaptarse. Sin embargo, nadie ha reorganizado o conectado varias cápsulas para crear espacios mayores. Ni tan siquiera se han renovado sus televisores, pues son los mismos que cuando se inauguró el edificio en los años setenta.
Los habitantes de la torre han decidido demolerla
para construir un edificio de oficinas tradicional, algo a lo que la comunidad
de arquitectos internacional se ha opuesto. Muchos de ellos lo consideran como
un exponente de valor histórico de lo que podrían haber sido nuestras ciudades
de hoy en día. “Un recordatorio de los caminos que no se tomaron, de que hubo
posibilidades para diseñar mundos diferentes al nuestro”.
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